jueves, 7 de noviembre de 2013

Juicios de Misericordia


“Cada uno dará cuenta a Dios de si mismo” (Rm 14)

 Al resucitar de entre los muertos Cristo ha sido constituido como único juez de los hombres. Ese oficio no le corresponde sino a El, su sentencia ha sido esta: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”. Considerando las pruebas, las circunstancias por las que los seres humanos cometemos abominaciones, después de oír a los acusadores, en la cruz ha dicho: “No saben lo que hacen”, y para pagar la condena que por nuestra ignorancia merecíamos, El mismo ha querido ser el preso, el condenado, el mismo con su sangre divina ha reconciliado a los hombres con Dios por pura gracia. El Juez se hizo condenado para liberarnos.

 Cuando uno de nosotros juzga o condena en su corazón a otros se está abrogando un oficio que no le compete, además le está desbaratando a Dios la obra de la redención, la proclamación de su misericordia. El apóstol nos lo recuerda: “Cristo murió y resucitó... para ser Señor de vivos y muertos. ¿Tú por qué juzgas a tu hermano? y tu ¿por qué desprecias a tu hermano?”. El peligro de estos juicios es que nos cierran a la acción divina, a acoger con misericordia a cada ser humano por alejado de Dios que esté, como aquellos fariseos que se escandalizaban de lo que hacía Jesús con los pecadores. Cerramos la posibilidad de que vuelvan a los brazos del buen pastor que diligentemente subió a la cruz y bajo a los infiernos por las ovejas.

 La alegría de Dios está en recuperar a sus hijos, nosotros podemos darle esta alegría anunciando su infinita misericordia, es cuestión de no creernos convertidos, sino de vivir humildemente el perdón gratuito que se nos ha dado derramándolo sobre los demás. Un día tendremos que presentarnos ante el juez, para entonces, toda la misericordia que hallamos derramado de parte de Dios en el mundo volverá a nosotros: “El que realiza un juicio con misericordia tendrá un juicio con misericordia”.

Fray Wilson Dario Ossa Betancur ocd

No hay comentarios: