jueves, 31 de octubre de 2013

Lo que puede vencernos


“Márchate de aquí porque Herodes quiere matarte” (Lc 13) 

El Señor es un Guerrero, su nombre es el Señor. Su espada es el poderoso Espíritu de amor que lo une al Padre, su escudo las alas del águila bajo las cuales Dios lo cubre de los enemigos, su grito el alarido de amor que resuena desde la Cruz, su pecho valiente apto para encajar lanzas y verter manantiales nunca vistos, porque está revestido de la ternura de un Dios por sus Hijos. El Señor es un guerrero, un defensor, que no tiene miedo a nada ni a nadie. “ Digánle a ese zorro, a Herodes, díganle a los grandes que hoy expulso demonios y sano enfermos y que al tercer día cumplo mi obra”.
El no nos ha dejado solos, nos ha enviado otro defensor, el Poderoso Amor, las alas agiles de la paloma, las fuertes de las águilas y las cálidas de la gallina, el amor dulce que es más fuerte que la muerte, el que impide que nadie nos acuse, nos condene, nos amargue: ¿quién acusará a los elegidos?, ¿quién nos condenara si Dios mismo entregó a su Hijo?, ¿quién podrá separarnos del amor de Cristo?, si, en todo vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado.
Amor poderoso de Dios, manifestado en su hijo, El Espíritu, es la alegría, la justicia, el gozo, la fuerza de los guerreros de la iglesia, con este amor nada puede vencernos ni la angustia, ni desnudez, ni el hambre, ni la espada…Solo un arma del enemigo puede acabar con este triunfo, la desidia, la rutina, la pereza en la oración, ellas tienen el poder de cerrar las puertas al poderoso amor divino, Si, en la intimidad de los corazones se entrenan los ejércitos del Señor.

Fray Wilson Dario Ossa Betancur ocd

miércoles, 30 de octubre de 2013

Llamados a tanto


“A los que predestinó, los llamó, a los que llamó los justificó, a los que justificó los glorificó” (Rm)

Predestinados:
Antes de que fuera engendrado el orbe de la tierra y fluyeran los manantiales, las galaxias, ya estabas destinado en el corazón de Dios Padre a ser uno con Jesús, el esposo de las almas, es la certeza que te reveló el espíritu el día que creíste en Cristo y empezaste a tener vida eterna, supiste que estabas predestinado a compartir la gloria de ese amor, a gozar de esas bodas.
Llamados:...
Entonces empezó para ti una lucha, fuiste llamado a la conversión, un esfuerzo por mantenerte dócil como el barro para que las manos de Dios te fueran formando a imagen de su Hijo; el pecado hacía resistencia, el orgullo, la codicia, la lujuria, la ira aparecieron más evidentes ante su luz, había que extraerlo del alma, las manos del médico querían sanarte y experimentaste la noche oscura, el sufrimiento, el despojo, te estaban rehaciendo desde adentro, habías sido llamado a ser de otra forma y para pasar a tener una vida divina había que recrear la condición mortal de la criatura hasta hacerla espiritual y divina.
Justificados:
Entendiste que el camino estecho y la puerta angosta era práctica de la voluntad divina, abandono en su providencia, humildad de corazón, mortificación necesaria, oración continua, practicas imposibles sin la gracia que te comunicaba María. En ella aprendiste a confiar plenamente en El, ella te producía la fe de la encarnación que te permitía seguirlo cuando todo era más oscuro, cuando se vaciaban las potencias, se desnudaba la voluntad, se empobrecía la memoria, se entenebrecía el entendimiento. Conociste tu misma miseria y la alianza irrenunciable de su misericordia, habíamos sido justificados por la sola fe. Si fuéramos mas pequeños el camino hubiera sido mas sencillo, pero bueno…estábamos nosotros.
Glorificados:
Y aquí vamos, cada día empezando de nuevo, sostenidos por los gemidos de la esperanza que nos saca el Espíritu, con la esperanza de ser hijos de Dios en plenitud, de unirnos a nuestro Dios definitivamente en el Espíritu; esperanza tan grande, tan imposible de ser soñada por nosotros mismos que hizo decir a san Juan de la Cruz: “Oh almas llamadas para tan altas grandezas y para ella llamadas, que hacéis en que os entreteneís, vuestras pretensiones son bajezas y vuestras riquezas miserias, llamados a tanto o entreteneís en tan bajo”. Y sin embargo todavía queremos seguir corriendo la carrera, nos espera la medalla de la gloria o el infarto, las dos valen.

Fray Wilson Dario Ossa Betancur ocd

martes, 29 de octubre de 2013

Cuando el Señor cambió nuestra suerte


“La lengua se nos llenaba de risas la lengua de cantares”(sal 125)

La revelación del reino de los cielos, la acción creadora y salvífica de Dios por medio de su Espíritu en las almas humildes, es una obra que en sus inicios se muestra insignificante para la sociedad pero posee ella el sentido salvífico de la propia existencia y del universo.
Las parábolas del granito de mostaza y la de la levadura, que nos revelan esta acción divina en lo hondo del alma, nos llaman a descubrir que en lo pequeño y cotidiano, en la sencillez de la vida, Dios está. Solo falta un poquito del asombro propio de los niños, de la humildad agradecida que abre los ojos y contempla las maravillas de Dios aconteciendo en todo. No es el agua ni el abono, ni la tierra lo que hace que la semilla crezca, es la vida divina que lleva dentro lo que la hace ser.
En la creación, como en nuestro corazón esa acción divina es un gemido, el grito de la esperanza que nos lanza a encontrar, en el día definitivo, nuestra verdadera condición de Hijos amados. Con esta esperanza vamos sembrando el reino con la seguridad de que la obra, aunque pequeña, tendrá seguramente un fruto eterno. “Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares” Si o si cosecharemos en abundancia, porque es Dios el sembrador y Al que hemos dejado que crezca con su acción divina en nosotros y pueda florecer y frutecer y ojala un día reposen en nuestras ramas los amigos tan queridos, los hijos de Dios que vienen a alabar con el salmista la revelación del Reino en Jesús, nuestro salvador, entonces: “la boca se nos llenaba de risas y la lengua de cantares”
Fray Wilson Dario Ossa Betancur ocd

domingo, 27 de octubre de 2013

La humildad que salva


Textos traído de los padres del desierto por el P. Nanini en sus comentarios al Evangelio (Lc 18)

"El alma humilde conoce una gran paz, mientras que el alma soberbia se atormenta a sí misma. El orgulloso no conoce el amor de Dios y se encuentra alejado de Él. Se ensoberbece porque es rico, sabio o famoso, pero ignora la profundidad de su pobreza y de su ruina, porque no ha conocido a Dios. Para que puedas ser salvado, es necesario que te vuelvas humilde, puesto que, aunque se trasladara por la fuerza un hombre soberbio al paraíso, tampoco allí encontraría paz ni se sentiría satisfecho, y diría: "¿Por qué no estoy en el primer puesto?" Sin embargo, el alma humilde está llena de amor y no busca los primeros puestos, sino que desea el bien para todos y se contenta con cualquier condición. En virtud del amor, el alma desea para cada hombre un bien mayor que para sí misma, y goza cuando ve que los otros son más afortunados que ella, y se aflige cuando ve que se encuentran en el sufrimiento" .
“El que conoce su pecado es más grande que el que resucita un muerto. El que llora una hora sobre sí mismo es más grande que el que enseña al mundo entero...El que conoce su debilidad es más grande que el que ve un ángel...El que sigue a Cristo en secreto y con arrepentimiento es más grande que el que goza de una gran reputación en las Iglesias” .
"SEÑOR: libérame de esa tonta vanidad que me lleva a poner mi seguridad en las obras externas y a despreciar a los demás por sus imperfecciones. Ayúdame a reconocer mi propia miseria y la grosera fealdad del orgullo".

Fray Wilson Dario Ossa Betancur ocd

viernes, 25 de octubre de 2013

Un Amor que no nos deja en paz


“He venido a traer fuego a la tierra” (Lc 12)

Cuando no está el fuego y no hay calor, ni luz, las almas se retuercen de frio y las enfermedades carcomen los pulmones, cuando el fuego no está los hogares son hoteles donde no se ama y las instituciones donde trabajamos o estudiamos son cubículos donde llega la gente a no morirse. El fuego del Espíritu en cambio hace plena la vida, hace vital la existencia.
Cuando Juan el Bautista anunció la llegada del Mesías decía así: El los bautizará con Espíritu Santo y fuego. La misión del Mesías consiste en infundir en el alama de los hombres aquel amor intenso con el que el Hijo se experimenta amado del Padre, ese amor que hace que los hombres entren en comunión de vida con Dios y sean salvados. Un amor mas fuete que la muerte.
Jesús sabe que para que esto ocurra tendrá que expulsar de los corazones el poder del pecado, por eso tendrá que pasar por el bautismo de su pasión y d...e su cruz; sólo mediante la glorificación del hijo de Dios puede venir a los hombres el poder del espíritu, puede ocurrir un nuevo nacimiento.
Los que han nacido de nuevo gracias a la fe en la resurrección y han empezado un proceso de conversión, establecen relaciones con la familia de una manera distinta, los criterios económicos, psicológicos, biológicos que antes imperaban ahora se viven desde el Espíritu, y como todos no han nacido de nuevo en la familia, ocurrirán las necesarias divisiones. Pero en medio de ese ambiente el creyente permanece en la paz, sembrando con mansedumbre una nueva manera de ser y de amar.
Aunque doloroso, el creyente no ha dejado de dar testimonio, pues ama a Jesús antes que a padres, esposa, hijos, lo cual anuncia con la mansedumbre y la comprensión de quien conoce su destino definitivo, por eso se mantiene en paz aun en medio de la persecución de los que antes amaba con todo su ser, un amor que lo impulsa a la entrega. Un amor que no lo deja en paz.

Fray Wilson Dario Ossa Betancur ocd

miércoles, 2 de octubre de 2013

Bajo sus alas

“Voy a enviarte un ángel por delante para que te cuide en el camino y te lleve al lugar preparado” (Ex23)

Los ángeles se experimentan como “Eso” que hizo explotar de amor el corazón de unos padres piadosos cuando les anunciaron que iba a nacer un bebe en casa, esa alegría de los hermanos y la familia cuando vimos al recién nacido y no sabíamos como más acogerlo, esa compasión fuerte de una maestra al ver a un niño de jardín desolado, el abrazo necesario del amigo que se hace ángel cuando desesperados no encontramos el camino, la consoladora mirada de fortaleza cuando ante el duelo alguien nos dice que del amor podemos esperar la resurrección, esos ángeles, concentraciones de ternura y cuidado del Padre… que permitimos nos habiten y que reconocemos en los hermanos, esos son hoy el motivo de nuestra alegría.
Si uno se vuelve niño entra al cielo, el lugar preparado. Si depuesto todo orgullo y rebeldía el alma se pone dócil en las manos de Dios experimenta su ternura, su poder, la fuerza del Espíritu que lo conduce. En ese estado se verifica la comunión con los ángeles y los santos. Los ángeles que entonces eran seres imaginarios y fantásticos se hacen verdaderos, reales. La experiencia de su acción en nuestras vidas realiza prodigios: A Santa teresa un querubín le atravesó su muy humano corazón con un dardo encendido de amor que le encendió las entrañas, a Francisco de Asís los serafines le abrieron sendas llagas de amor con el crucificado. Al padre Pío estos mismos ángeles le hicieron partícipe de la pasión del hijo.
Los ángeles se manifiestan cuando somos obedientes a Dos y dóciles nos dejamos proteger y guiar por estos guardianes que con tanto amor nos cuidan, Humildes y amorosos, nunca agradeceremos como conviene lo que nos han preservado de caer en los abismos, sobre todo de las pasiones, pues ellos son piadosos y puros y os comunican esa misma docilidad a Dios. Son de caridad tan pura que no se entristecen porque Dios no se halla hecho uno de ellos, se alegran al contrario y protegen a los hombres porque Dos se hizo uno de ellos, no como los demonios (ángeles rebeldes, que envidian y odian la dignidad humana y buscan hacerlo caer incluso disfrazados de ángeles de luz, colocándose nombres que no son bíblicos), no hay que ver sino como se ha extendido en los últimos tiempos la presencia de lo satánico, la tendencia a lo oscuro, a lo vampirezco a la muerte. No nos damos cuenta hasta que punto nos acompañan os ángeles porque en su humildad obran solo por Dios y no sacan cuentas de los favores que realizan, no esperan de los hombres recompensa. Por eso merecen ser amados, son una belleza
Ellos anunciaron el nacimiento del Verbo de Dios a María y a José dándoles fuerza para el camino, los acompañaron en el exilio a Egipto protegiéndolos de Herodes, imagen del mundo, ellos acudieron en la lucha de Jesús contra satanás en el desierto y fueron consuelo en su noche más dura del Hijo del hombre, ellos obedientísimos servidores de Dios nos colmaron de alegría y paz al anunciar la resurrección de Jesús, y desde entonces cuidan a la iglesia, a nosotros, como si fuéramos el mismísimo hijo de Dios, ellos nos ayudan a reconocerlo en la Eucaristía y es la adoración con la que caemos postrados. Libraron a Pedro de la cárcel, a los monjes en el desierto y a nosotros nos cuidan como a las niñas de sus ojos, yo no sé cómo agarrarlos y besarlos para agradecerles, ayúdenme ustedes, sí…. y si los ven díganles, cuanto los amamos.