viernes, 9 de noviembre de 2007

Al comenzar el año

Quiero encontrarme contigo, con quien he hecho el camino de este año que termina y el año que comienza y así dirigirme al Señor y Amigo, que nos ha acompañado durante todo este tiempo y desde Él poner en ritmo de experiencia de Dios todo lo que vamos viviendo sin darnos casi cuenta de ello.

Antes que nada me quiero poner en la presencia y en las manos de ese Dios amoroso y ese Dios lleno de bondad, para iluminar la vida cristiana. Así que todo ello nos llena de esperanza. En esta oración me quiero crear esa posibilidad para que cada uno de nosotros se exprese delante de su Dios como un Amigo.

Aquí estamos todos como comunidad para orar como hermanos que se han conocido en el camino de la vida y quiero aprovechar la vida para decirte gracias y para abrirme a todo lo nuevo que vaya llegando y así “agradecido con todo lo que nos has regalado en el pasado, queremos vivir con pasión el presente y abrirnos al futuro”, todos juntos te queremos decir: “GRACIAS”.

Te presentaremos todas las realidades que nos toca vivir con nuestro pueblo y con todo el que vive junto a nosotros. Sabemos en algunos pueblos no habrá Nochebuena porque están en guerra. En algún hogar no habrá Nochebuena porque están divididos. En algún corazón no habrá Nochebuena porque está en pecado. Gracias, Señor porque me has hecho ministro de la paz y de la luz. No sé qué será lo que llegue en este año, pero te lo entrego desde ahora porque quiero aceptar tu voluntad en mi vida, aunque muchas de esas cosas las he creado y de ellas soy responsable.

Esta comunidad quiere vivir su fe al ritmo de la gracia y del amor que brota de tu Eucaristía. Pero quiere vivir la vida ordinaria de todos los días descubriendo la fuerza de tu amor en todo lo que sucede en la historia y quiere descubrir la luz de tu gracia en todo lo que vive. Dos elementos quiero dejar claros en este camino del año nuevo y son los que la Palabra me regala para caminar en esperanza por la vida: “Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para el bien de los que le aman” (Rom 8, 28). Y no menos importante el intentar acertar con lo que Dios quiere de nosotros (cf Rom 12, 1-2).

Quiero descubrirte presente en mi vida, mi Señor y Amigo para comenzar de nuevo el tramo de camino que vamos a recorrer juntos en este año y procurando ver ese modo tan especial de estar con nosotros y confiando en lo que hacer para el bien de todos nosotros y con tu estilo, aunque muchas veces he querido imponerte mi modo de actuar y de vivir y de obrar para que Tú hagas lo que yo quiero.

Te agradezco de un modo particular la realidad que me ha tocado vivir y por las cosas que he pasado para que de todo aprenda a sacar el bien. Pero de modo especial te doy las gracias por la oportunidad que me das de empezar este nuevo período de mi vida y de mi historia. Quiero vivirlo con pasión. Es decir con todo el realismo que me ofrece la cotidianidad. Esperamos que tu Palabra nos ayude a acertar con todo lo que quieres para nosotros en este año que comienza y afirmamos que nos sentimos amados por ti. Me quiero unir a todos los que caminan con nosotros en este Carmelo de santa Teresa y me abro a tu obra redentora. Te quiero encontrar en todo lo que vaya llegando a mi vida en este año.

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