jueves, 15 de agosto de 2013

María, el cielo de Dios

MARIA, EL CIELO DE DIOS

 Comentario al Evangelio del 15/08/2013

“El poderoso ha hecho obras grandes por mí, su nombre es santo” (Lc 1)

Si el cielo está cerca, si el cielo está dentro, para dónde te fuiste madre. Desde siempre estuviste y estarás viviente en el misterio de Dios. “El Señor está contigo” te lo recordó el ángel, está contigo antes de todas las cosas , llena de gracia y en tu historia tan sencilla y cotidiana de Nzareth, Dios en todas partes y en ti. El era La Palabra que llevabas en las entrañas , como esperanza de un pueblo pobre, y de tanto esperar solo en El, no te defraudó.
Si el cielo está cerca, más adentro que nosotros mismos, cuéntanos madre que es ser el cielo de un Dios, abrirle el corazón acogerlo en el seno, volverse tierra humilde para albergar el Verbo, la semilla de Dios, transformarse en árbol de Vida que da un fruto salvador. Y si Dios es tan pequeño, una simiente, que podrá decir el hombre sino callar, asombrarse, hundirse, abajarse, quien puede seguirle hasta esos extremos…un Dios en carne humana.
Si el cielo está cerca, dónde no estás madre, pues te hiciste una con Dios. Un solo Espíritu: Ni un solo movimiento, ni un gesto, ni una palabra que no la guiara el Espíritu del creador, así viviste, toda transparente por tu humildad, pobreza y pureza a la acción divina. Este es el cielo, la unión con Dios. Tu nos llevas contigo a ese cielo cercano y profundo “con la constante práctica de las virtudes humildes”. “Por el común camino ¡oh madre incomparable! nos llevas hasta el cielo, levantados como vos por la misericordia Divina, que levanta del suelo al desvalido, alza de la basura al pobre, eleva a los humildes.
La confianza que brota de la pequeñez, de no apoyarse en sí, sino en Dios; amor que se recibe en la pobreza y se vuelve necesario servicio…, por esa escalera subimos al cielo, y el olvido de si para que otros sean, y en medio de las pruebas esperarlo todo de El, en el destierro, en la cruz. Aunque sea de noche. El cielo es tener a alguien que se muera de amor por mí y tu María, te entregaste toda como esclava, dispuesta a morir de amor por Jesús, como lo corrobora la cruz, por eso eres el cielo de Dios.
Resucitar no es levantarse, es ser levantado y a vos antes de que nacieras ya te tenía Dios en sus manos, en sus estrechísimos brazos de Padre, nunca saliste de ellas, siempre dócil a su labor creadora, Nos enseñaste la verdad: que solo vivimos cuando El nos sostiene en sus poderosos brazos, permanecer pequeños en la historia y en la vida y por ella experimentar el poderosos amor que nos resucita: “El poderoso ha hecho obras grandes por mí”. El nos elevará con sus ángeles al cielo, nube de amor que nos envuelve y nos revela que te has quedado muy cerca, carne del Verbo…en este cielo cercano, en la Eucaristía.
 
Fray Wilson Dario Ossa Betancur

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