jueves, 29 de agosto de 2013

El amor en bandeja

Sobre el Evangelio de hoy (martirio de San Juan Bautista)

“Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era u hombre honrado y santo…enseguida le mando a un verdugo que trajese la cabeza de Juan” (Mc 6).

 
La palabra de Dios había descendido sobre Juan en el Desierto, engendrado por voluntad divina, santificado en la visita de María a su madre Isabel, Juan, el bautista, había recibido en la voz del Padre su plan y su proyecto. Como todos los profetas, esta palabra de Dios a la que tenía que obedecer le traía el odio de los que por las pasiones no desean construir el reino de Dios, un odio que los llevó a darle muerte.
 La Palabra de Dios es ante todo una declaración de amor eterno, una alianza de Dios y el hombre y como toda visión o locución de Dios capacita para padecer , para sufrir, pues infunde con la humildad, la esperanza cierta de estar en sus manos. Aunque eso no quita que se pase por la noche oscura de la fe y que como Juan el Bautista nos sorprendamos de las maneras de actuar de Dios: “Juan mando a sus discípulos a preguntarle a Jesús que si era el Mesías o debía esperar otro” pues lo veía tan misericordioso y manso que rebasaba sus maneras de concebir la justicia.
 Juan, que significa amado de Dios, era primero que todo un hombre que se sabía sostenido por Dios mismo: “tú mi Dios, fuiste mi esperanza y mi confianza desde mi juventud, una confianza que brotaba de su profunda humildad, en el vientre materno ya me apoyaba en ti” y Juan supo responder a ese amor con fidelidad, un amor puro que entrega la vida: “si entregara mi cuerpo a las llamas y no tengo amor, de nada me vale”. Ciertamente amaba a Dios, a su Hijo y a los hombres, mucho, muchísimo, su “primo” era para él “el Hijo Amado del Padre” así lo había escuchado en el Jordán, era la luz de la cual el sólo era testigo, y lo amaba tanto , tanto que sabiendo quien era decidió seguir su camino de precursor, alejado de Él, con tal de que él viniera a nosotros.
Fortalecido por el Señor, en una bandeja entregaron su cabeza…hoy en la patena, unido a Jesús, se transforma en eucaristía y su sangre se hace verdad y vida y amor, Palabra eterna del Padre, alimento para todos los que son perseguidos por que anuncian la justicia y la verdad.

Fray Wilson Dario Ossa Betancur

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