domingo, 25 de agosto de 2013

Salvados por la Gracia

 Comentario sobre el Evangelio del 25/08/2013

“Señor, ¿son pocos los que se salvan?”(Lc 13)

Por encima de nuestros pecados y de nuestros méritos hemos sido salvados gratuitamente. En Cristo Jesús se nos ha dado la gracia, se nos ha comunicado la vida divina, lo único que se nos pide es acoger ese testimonio, el poder del Evangelio, la fuerza de ese amor que nos reveló en la cruz y dejarse actuar por este amor.
La salvación solo puede consistir en poseer la misma vida del Creador. Esta salvación se nos da por la fe: “ el que tiene fe, tiene vida eterna”, hemos sido salvados por la fe que actúa como amor, hemos creído en la fuerza del Evangelio y al Creer en El amor de Cristo hemos recibido un poderoso amor del Espíritu que venció la muerte y nos comunicó vida divina.
Este Espíritu de Amor actuando en el alma realiza un proceso de purificación de todos los apetitos y mentalidades con las que antes funcionábamos y nos hacían apoyarnos en nosotros mismos, la purificación es muy honda y dolorosa y busca dejar el alma humilde, no apoyada en si para nada, de forma que solo el Espíritu de Dios actúe y viva en ella. Todo lo que ese Espíritu realice en ella, eso se salva y si todo su cuerpo es movido por ese Espíritu se salvará toda. La purificación es grande, el camino estrecho y la realiza el Espíritu, pero requiere el consentimiento humano, sin el esfuerzo consciente de la persona no puede actuar el Espíritu, pues Dios respeta siempre la voluntad libre que le dio: “Esfuércense por entrar por la puerta estrecha” nos aconseja el Señor. “No se queden pues con los brazos caídos y encogidas las piernas. Continúen la marcha por el camino recto, Dios los corrige porque los trata como a hijos”.
Dios quiso y quiere la salvación de todos, no solo de los israelitas, quiere que vengan naciones enteras a su presencia, pero no nos salvará sin nuestro consentimiento a la acción del Espíritu de amor hecho práctica, obra, compromiso; una aplicación de la propia voluntad a la divina hasta que sea fortalecida por El mismo y se transforme solo en voluntad divina, ansia de salvación de todos los hombres hasta querer dar la vida por todos.
Al final solo se salvará todo cuanto haya sido asumido por el Espíritu Santo, las obras que El realice en nosotros. Cuando vemos el camino nos parece ciertamente que la puerta para entrar es estrecha, pero mirado bien la vida sencilla y difícil que a muchos nos toca es una muy buena oportunidad para unirnos a los sufrimientos de Jesús por su amor. Estamos Salvados es lo cierto pero a cada uno le corresponde dejarse actuar por el espíritu de Amor y así alcanzará la plenitud de la salvación. Lo esencial estará en dejarse desnudar sensual y espiritualmente de todas las cosas por amor al crucificado, advierte san Juan de la Cruz.
María, la puerta del cielo, con su humildad y disposición para olvidarse de sí, abandonada en las manos divinas, llevando la obediencia a la voluntad divina en fe, creyendo que a pesar de todas las cosas Dios la ama y está con ella, nos señala la senda, nos acompaña en el camino.

Fray Wilson Ossa

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