sábado, 31 de agosto de 2013

Recibir con humildad, darse con amor

Comentario al Evangelio del 31/08/2013

“Se acercó luego el que había recibido dos talentos y le dijo. Señor dos talentos me dejaste. Mira he ganado otros dos” (Mt 25)

 Resucitados por la sola gracia de Dios, la gratitud se ha convertido, con Jesús, en el valor fundamental que nos lleva a la realización, saberse agradecido, reconocer lo que se nos ha dado y valorarlo es el primer eslabón que nos lle...va a la plenitud de vida. No consiste esta plenitud en poseer muchas cosas, hasta compararnos con los demás, si no apreciar los dones que se me han dado y ponerlos a funcionar. Antes de empezar a hacer el listado conviene recordar que cualquier ciencia, profesión, oficio, cualidad, cualquier don o talento sin el amor son nada y el amor es imposible sin la humildad, son virtudes hermanas. El humilde siempre le parece mucho lo que se le da y tan agradecido que quiere devolver lo que se le ha entregado. No es cuestión de tener todos los talentos sino de agradecer los que se me han dado, poco o mucho, siempre son dones inmerecidos y obrar en consecuencia, sin apropiarlos pues son de Dios.

 En la parábola de los talentos aquel empleado negligente y holgazán que en el juicio final fue rechazado tenía una pobre imagen de su dueño: “siegas donde no siembras, recoges donde no esparces” no se sentía semilla suya, parte de Dios mismo y creía de su dueño conforme el mismo era, avaro. Esa imagen que tenía de su dueño, de su Creador, terminó deteriorando su propia imagen, así nosotros, la imagen que tengamos de Dios es la que nos lleva a obrar productivamente o no. Si creo que a pesar de todas las dificultades que me han tocado Dios es bueno, contaré con un enorme potencial de amor y creatividad para salir adelante, sobretodo porque entre más dura la prueba más gloriosa la victoria.
Jesús nació y creció pobre, sin muchas oportunidades, bueno si, tenía una mamá muy sencilla llena de fe y un papá obediente a Dios y lleno de fe, creían que su Dios era bueno, y aunque todo fuera terrible, como en Belén, ellos se abandonaban en sus manos confiando. Aquella mujer sencilla dio un fruto eterno, en su humildad devolvió con su Sí todo lo que se le había dado, a Dios mismo y eso porque estaba así, llena de gracia, colmada de Gratitud.
El Señor no se fue lejos, se quedó entre nosotros en la eucaristía, no se nos ha dado poco, se nos ha dado el colmo del Amor, a Dios mismo, amar es recibirlo y darlo todo y darse uno mismo.

Fray Wilson Dario Ossa Betancur

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