sábado, 17 de agosto de 2013

Armar berrinche no es "hacer lio"

“Le acercaron a Jesús unos niños para que les impusiera las manos y orara por ellos” (Mt19)

Jesús toda la vida fue un niño, incluso cuando ya era grande oraba así, ¡abbá! papito, al nacer quiso ser envuelto en pañales, acunado en los brazos de María y levantado en los hombros de José. No apareció en el mundo como un hombre adulto y serio sino como un bebe. Desde entonces el camino para encontrarse con la divinidad pasa por esta actitud del alma, el abandono en las manos de Dios.
Con razón durante su ministerio publico se hallaba tan a gusto entre ellos, eran como el espejo de su alma, sobre todo aquellos que todavía no caminan, que hay que traérselos y levantarlos en los brazos para que los pueda bendecir…y que hacía sino abrazarlos, besarlos imponerle sus manos. aparecía patente lo que Dios Padre hacía con El, en su propia alma: “ Como un Padre siente ternura por sus hijos siente el Señor ternura por su fieles” “sobre las rodillas acariciarán a sus criaturas, como un hijo al que su madre consuela yo los consolaré” “Con cuerdas de ternura, con lazos de amor los atraía, fui para ellos como quien levanta un niño hasta sus mejillas o se inclina hasta él para darle de comer”
Ser niño en el alma es experimentar en la pobreza y la sencillez esta ternura divina. El alma transparente al amor siente un caudal de gracia, un río de paz que es como somos hechos desde siempre en sus manos, la infancia espiritual es no poner resistencia a esta acción divina que fluye,(aunque se acumulen años y estatura), un no apoyarse en si en nada para que Dios obre.
En la pequeñez y sencillez del alma ocurre la unión con Dios, el estrecho abrazo de su amor, pero ocurre no pocas veces que resistimos a esta acción incluso queriendo caminar por nuestro modo propio, como dice san Juan de la Cruz: “porque, aunque es vedad que Dios lleva a las almas, ellas no se dejan llevar y así caminase menos y resistiendo ellos al que las lleva, y no merecen tanto, pues no aplican la voluntad, y en eso padecen más, porque hay almas que en vez de dejarse a Dios y ayudarse, antes estorban a Dios, por su indiscreto obrar o repugnan, hechos semejantes a los niños, que queriendo sus madres llevarlos en brazos, ellos van pateando y llorando, porfiando por se ir ellos por su pie, para que no se pueda andar nada, y , si se anduviere, sea al paso del niño. Por su puesto, siguiendo al Papa Francisco, armar berrinche, hacer pataleta, no es en verdad “hacer lío”.

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