martes, 29 de octubre de 2013

Cuando el Señor cambió nuestra suerte


“La lengua se nos llenaba de risas la lengua de cantares”(sal 125)

La revelación del reino de los cielos, la acción creadora y salvífica de Dios por medio de su Espíritu en las almas humildes, es una obra que en sus inicios se muestra insignificante para la sociedad pero posee ella el sentido salvífico de la propia existencia y del universo.
Las parábolas del granito de mostaza y la de la levadura, que nos revelan esta acción divina en lo hondo del alma, nos llaman a descubrir que en lo pequeño y cotidiano, en la sencillez de la vida, Dios está. Solo falta un poquito del asombro propio de los niños, de la humildad agradecida que abre los ojos y contempla las maravillas de Dios aconteciendo en todo. No es el agua ni el abono, ni la tierra lo que hace que la semilla crezca, es la vida divina que lleva dentro lo que la hace ser.
En la creación, como en nuestro corazón esa acción divina es un gemido, el grito de la esperanza que nos lanza a encontrar, en el día definitivo, nuestra verdadera condición de Hijos amados. Con esta esperanza vamos sembrando el reino con la seguridad de que la obra, aunque pequeña, tendrá seguramente un fruto eterno. “Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares” Si o si cosecharemos en abundancia, porque es Dios el sembrador y Al que hemos dejado que crezca con su acción divina en nosotros y pueda florecer y frutecer y ojala un día reposen en nuestras ramas los amigos tan queridos, los hijos de Dios que vienen a alabar con el salmista la revelación del Reino en Jesús, nuestro salvador, entonces: “la boca se nos llenaba de risas y la lengua de cantares”
Fray Wilson Dario Ossa Betancur ocd

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