viernes, 28 de febrero de 2014

Carta de despedida del clero platense




Vocación seducida



Estamos para empezar  el camino de la Cuaresma que inauguraremos con el miércoles de ceniza y todo ello centrado en torno al misterio de nuestra vocación. La vida cristiana no es un camino de rosas. Hay tentaciones y pruebas como nos lo dirá el primer domingo de Cuaresma. Pero también hay momentos de claridad deslumbrante. Hoy el Señor nos invita a dejarnos deslumbrar por su destello transfigurado. Como nos lo va a enseñar en el segundo domingo de la Cuaresma.  Todo irá caminando hacia la Cruz.  Pero no todo termina alli, porque el Señor nos invitará a caminar por las sendas de la Vida.  Pero finalmente todo terminara en la Pascua.  Es cierto que el Señor subió a la Cruz para descrucificar a los crucificados de la historia.

Por eso es maravilloso saber descubrir la lección de la Transfiguración.  Es la segunda gran lección cuaresmal: Ser seducidos por la belleza del Señor. Sólo desde esa experiencia es posible asumir con ilusión su llamada, la misma que escuchó Abraham y a la que respondió sin vacilar: “Sal de tu tierra a la tierra que te mostraré”. Y con el apóstol san Pablo tomaremos parte de los duros trabajos del Evangelio y con otros muchos cristianos, fiados de Dios, con nuestras sombras y con nuestras luces apostaremos por servirle desde nuestro propio estado de vida y desde el lugar que nos toca vivir. A mí me regalan lo desconocido pero iré no para preguntarle a Dios por qué me saca de acá y me lleva allí.  Porque estoy cierto que al final entenderé a que me lleva.  Sino porque sé que los designios de Dios no fallan.

No es fácil a veces este camino de la vida religiosa ni de la vida cristiana. Pero lo que tenemos muy cierto es que al fondo de todo y como horizonte de nuestra vida está Jesús, que es el sentido de todo lo que nosotros buscamos y tenemos.

Mil gracias a todos por la presencia y la compañía de Iglesia que me dieron en estos ocho años y medio de mi vida sacerdotal.  Ya que me permitieron vivir y hacer la experiencia de Dios junto a mis hermanos del clero platense.

Unidos en la oración y nuestra Eucaristía, oremos los unos por los otros para fortalecer nuestro ministerio sacerdotal y nuestra fe.  Simplemente: GRACIAS.


fco. javier jaramillo j. ocd

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